¿Qué celebramos en Carnaval?

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DIARIO EL MATERO.- Madrid (EFE).- Don Carnal pide paso entre la Navidad y la Semana Santa y, aunque es bien sabido que Doña Cuaresma acabará imponiendo el ayuno y la abstinencia, millones de personas en todo el planeta se olvidan durante los carnavales del recato y la austeridad. Es tiempo de excesos… de todo tipo.


Según la Real Academia Española, la palabra carnaval procede del italiano “carnevale”, y esta a su vez del latín “carnelevare”, formada a partir de “carne” y “levare”, que significa quitar. Así, la palabra Carnaval se refiere a la despedida de la carne, que no se podrá comer durante el tiempo de Cuaresma.


Los términos carnaval o carnevale derivan de la expresión latina carnem levare, esto es, quitar la carne, la prohibición de comer carne durante los cuarenta días de la Cuaresma. El martedì grasso, el último día de Carnaval, se celebraba además un banquete en el que no faltaba precisamente la carne, una valiosa oportunidad para hacer acopio de grasa de cara al hambre que llegaría en cuestión de horas.


Si la Cuaresma es momento de ayuno y preparación tanto física como espiritual para la Pascua, el Carnaval se antoja como un tiempo para el exceso, la sensualidad y la diversión.

Una tradición ancestral.


Los historiadores relacionan el carnaval con diversas celebraciones sumerias, egipcias y romanas que tenían lugar en el paso del invierno a la primavera, un tiempo por tanto de cambio y florecimiento una vez terminada la siembra de invierno. El ‘equinoccio’ de primavera abría la puerta a un nuevo ciclo de fertilidad.


Durante la Edad Media, la Iglesia católica adapta la festividad a su propio calendario y la convierte en la antesala de la Cuaresma, periodo de penitencia y ayuno de 40 días antes del Domingo de Ramos. Durante unos pocos días antes de tan difícil prueba, se abría un período de permisividad en el que la crítica social a todo lo establecido campaba a sus anchas.


En esos días de paganismo permitido, el pueblo se ocultaba bajo máscaras y disfraces, se celebraban desfiles, bailes y comilonas, ardían las hogueras y se sacrificaban animales para atraer la fortuna.


¿Qué celebramos en Carnaval?


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Imagen de archivo de una comparsa durante un concurso en Cádiz. EFE/Román Ríos.


¿Por qué nos disfrazamos?


Carnaval es sinónimo de disfraz, de convertirse en quien uno no es y le gustaría ser, siquiera por unas horas. En origen el objetivo era ocultar la propia identidad. Una máscara permitía abandonar las diferencias sociales y la mezcla de la nobleza con el pueblo llano. De paso, si se trataba de pecar, mejor conservar el anonimato.


Hoy el disfraz cumple ese papel, pero a medias. En muchas ocasiones es una oportunidad de adoptar otra personalidad y de fantasear, de divertirse. Se trata de derrochar color, brillo y en muchos casos, libertad.


Carnaval por el mundo: el de Río, el más famoso

El carnaval de Río de Janeiro pasa por ser el mayor del planeta y en él conviven la luz, el color y, por supuesto, la samba. La fiesta llegó a Brasil de la mano de los españoles y los portugueses durante la colonización y se mezcló con la cultura autóctona. El resultado atrae cada año a millones de personas que miran sobre todo al Sambódromo.


Se trata de un estadio construido especialmente para los desfiles del carnaval carioca. Diseñado por el arquitecto brasileño Óscar Niemeyer, se inauguró en 1984. La pista mide 700 metros de longitud por 13 de ancho y está flanqueada por graderíos y palcos de lujo. Durante cinco noches, unos 80.000 espectadores gozan con la explosión de color y alegría de las escuelas de samba, que tardan más de una hora en cubrir el trayecto bajo los atentos ojos de los jueces.


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Sin embargo, no todo acontece en el Sambódromo en el carnaval de Río. En 2023 más de 400 bandas y comparsas desfilarán de manera espontánea por las calles en lo que se conoce como “Carnaval de rúa”, que movilizará a unos cinco millones de personas en la ciudad hasta el 26 de febrero.


Frente a la sensualidad explícita de los brasileños, la vieja Europa apuesta por la elegancia en el carnaval de Venecia, que no sólo atrae a miles de visitantes en esas fechas sino que explota su peculiar estética carnavalesca todo el año en multitud de ‘souvenirs’. Es difícil pasar unas horas en Venecia sin comprar una máscara, una camiseta con una máscara, un imán para la nevera en forma de máscara…


La máscara es tan característica del carnaval de Venecia porque le servía a la nobleza para mezclarse con el pueblo. Además de unas calles llenas de personajes que se pasean ocultando su rostro y luciendo los más lujosos ropajes, cuenta con citas como el “Vuelo del ángel”, un salto desde el campanario de la basílica de San Marcos, o el desfile por el Gran Canal.


Carnaval por España.


En España hay dos carnavales declarados por el Gobierno Fiesta de Interés Turístico Internacional. Son el de Santa Cruz de Tenerife y el de Cádiz. Durante las dictaduras de Primo de Rivera y de Franco, los carnavales estuvieron prohibidos en España, pero ambos, junto con el de Isla Cristina, en Huelva, se siguieron celebrando con el nombre de “Fiestas de Invierno”.


¿Qué celebramos en Carnaval?


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La reina del carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2022, Ruth González. EFE/Ramón de la Rocha

Brillo, cabalgatas, música y mucho baile son los ingredientes del carnaval chicharrero. La Gala de Elección de la Reina es el auténtico plato fuerte y las entradas para el evento, con un aforo de más de 20.000 personas, se agotan en cuestión de minutos cuando se ponen a la venta. Hay que ser muy rápido si se quiere ver ‘in situ’ los extraordinarios trajes de las aspirantes a Reina del Carnaval, que mueven una media de 400 kilos ayudadas por unos ruedines.


En Cádiz, el carnaval es sinónimo de sentido del humor. El Gran Teatro Falla acoge el Concurso Oficial de Agrupaciones. En él, chirigotas, comparsas, cuartetos y coros tienen barra libre para criticar lo que haga falta, siempre con mucha guasa. Nada ni nadie está libre de llevarse una puya… o dos o tres.


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En 2023 el concurso comenzó el 19 de enero con las semifinales infantiles y se prolonga hasta el 17 de febrero, cuando llega la Gran Final, una jornada maratoniana de coplas de carnaval que se retransmite por televisión y que dura hasta las primeras horas del día siguiente.


En todo caso, no hace falta tener una entrada para disfrutar de la sorna gaditana, ya que las agrupaciones ofrecen su arte a pie de calle para todo aquel con ganas de reír.


Merece una mención también el carnaval gallego, llamado Entroido, del latín introitum, que significa entrada, en referencia a que da paso a la Cuaresma. En Galicia y en parte de León se conoce también por otros nombres como Antruejo, Antroito, Entruido, Entruejo o Entroxu. Los más peculiares, los de la zona sur de Ourense, con sus máscaras tradicionales.


¿Qué celebramos en Carnaval?


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Imagen de archivo de la bajada de ‘A Marela’, uno de los días grandes del Entroido en Maceda, Ourense. EFE/Brais Lorenzo


El entierro de la sardina.


El miércoles de ceniza la fiesta se acaba y toca llorar. Y es que se celebra un entierro, el de la sardina, costumbre española que se ha trasladado también a algunos países de Latinoamérica. Pero como técnicamente aún es tiempo de Carnaval, este llanto también brota con ironía.


Según explica la Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina en su página web, el origen de tan triste ceremonia se remonta al siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III de España. La tradición popular cuenta que a Madrid llegó en esa época una partida de pescado podrido a los mercados y que el hedor fue tal que el rey ordenó el entierro del pescado en la ribera del río Manzanares. Pero es una historia sin confirmar.


¿Qué celebramos en Carnaval?


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Entierro de la sardina y comparsa de gigantes y cabezudos en San Antonio de la Florida, en Madrid. EFE/Luca Piergiovanni


Lo que sí se enterró, y está datado, fue una partida de cerdos contaminados por la peste. Por aquel entonces se llamaba sardina al trozo de tocino o de panceta que los trabajadores comían a la hora del almuerzo. Se cree que fue cerca de la actual Fuente de los Pajaritos de la Casa de Campo, en Madrid.


Hoy día, cientos de madrileños de luto a lágrima viva acompañan a la sardina a su última morada desde San Antonio de la Florida.


Entre todos los entierros de la sardina de España destaca además el de Murcia, declarado de interés turístico internacional en 2006. Su origen se remonta a 1851, cuando un grupo de estudiantes con capuchones negros y útiles de cocina recorrieron las calles con una sardina que hoy alcanza varios metros de longitud.


En 2019 batió su record de participantes con un millón de dolientes despidiendo a la sardina, a los disfraces y a don Carnal…pero sólo hasta el año que viene.



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