​El ejercicio inapropiado de la diplomacia

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Por Onofre Salvador


Entender el más mínimo detalle diplomatico es vital en el establecimiento y mantenimiento de las relaciones internacionales. No manejar cada aspecto en esta actividad humana, puede conducir una nación por caminos pedregosos, nada nada agradable.


A propósito de esto, resulta altamente preocupante la forma como el gobierno dominicano se maneja ante la crisis con Venezuela. Sin que haya que ocultar y reconocer los niveles de provocación del oficialismo venezolano, es aconsejable tener un un poco de agua fría para verterla en el momento, jamás leña a un fuego en su esplendor.


A partir de los reclamos, junto a otros paises, a los fines de que se respete el orden democrático en esa nación sudamericana , su actual gobernante montó en cólera, no contra República Dominicana, sino contra su presidente. La tapa al pomo se la puso lo del avión, mismo que fue incautado por los Estados Unidos, sacándolo de territorio dominicano donde se le daba mantenimiento. La ira se colocó en su punto máximo, salpicando por aquí los epitetos de ladrón y bandido, en alusión directa al presidente Luis Abinader.


Se conocen los niveles de molestias que persiste en el gobierno de Venezuela, producto del cerco internacional pos elecciones. Eso es hasta entendible, sin embargo, cuando vemos las respuestas de nuestro gobierno, tenemos que estar conteste en aquello de malas respuestas diplomáticas, no en contra de un gobierno que podríamos tildar de ilegítimo, sino de un país con el que tenemos nexos viejos de hermandad y reciprocidad que no deberían tocarse o dañarse.


Diosdado Cabello y Nicolás Maduro, nos han llevado a su terreno, precisamente por el manejo un tanto tosco de las artes diplomáticas. Entrar en un me dices tú y te respondo yo, de la manera más desempleada, solo nos conduce al rompimiento de vínculos ancestrales entre dos países que se han colaborado en muchas cosas.


Es difícil olvidar el éxodo de dominicanos hacia la tierra del libertador Bolívar, misma que los acogió como a hijos propios. En ese país no solo hay muchos dominicanos, ahí están en cantidades industriales, sus hijos, nietos, bisnietos y más en la cadena familiar. Naturalmente, debemos calcular muy bien al momento de hablar de ese gran país, con el que existen vínculos inquebrantables.


Si bien es cierto que se le ha perdido un tanto el respeto al gobierno dominicano, tocándole algo al país, sabemos que en el fondo existe admiración recíproca entre venezolanos y dominicanos, incluidas sus autoridades. Solo estamos pasando por un momento, mal manejado, sin duda, en los aspectos diplomáticos.


Lo único que nos corresponde, ante un ambiente maleado a partir de las elecciones en ese país, es manejar el arte de la prudencia, tal y como lo describió de forma magistral, el español Baltazar Gracian, en su clásica obra.


Responder a los epitetos y acusaciones del gobierno venezolano, solo nos conduce a un final nada apropiado, donde solo perderíamos correspondería perder, perder y perder.

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