¿La economía es en verdad necesaria para la educación? Y viceversa, ¿La educación es en verdad necesaria para la economía? La economía y la educación son dos pilares fundamentales de cualquier sociedad y están inextricablemente ligadas. Sin embargo, la profundidad de esta conexión y su impacto en nuestro mundo actual a menudo se subestiman.
Cuando entendemos la economía como un estudio que se realiza de las sociedades con el fin de determinar el buen uso de recursos para producir bienes valiosos y distribuirlos cubriendo las necesidades humanas, es sencillo entender que no se puede divorciar de la educación, que en su dimensión económica es un estudio de cómo el hombre y la sociedad toman la decisión de emplear recursos para propiciar el desarrollo de conocimiento en el presente y el futuro.
Con relación a la educación la concebimos, desde la perspectiva de varios autores como un estudio procesual centrado en la producción, distribución y planificación de la educación priorizando cuánto dinero y en qué actividades debe gastarse ese dinero. Cuando una sociedad se organiza y planifica de forma correcta el financiamiento del sistema educativo y el capital humano en función de potenciar el nivel de conocimiento, consigue el éxito y esto es gracias a la existencia de un diálogo economía-educación.
Para mayor razón de la relación entre ambos procesos, la economía de la educación se instaura como una rama independiente de la economía en su carácter de ciencia social agotando los pasos del método científico para llegar a conclusiones sobre actividades humanas que tienen lugar en el sistema educativo y la estructura económica.
La economía concentra sus esfuerzos en realizar un análisis profundo para la toma de buenas decisiones enfocadas en maximizar el bienestar social. Esta idea es bastante parecida al macroobjetivo de la educación que se encamina al desarrollo integral de la persona para contribuir al desarrollo de sociedades más pacíficas. No se puede dejar de lado una interrelación entre ambos procesos sociales enfocados en la transformación del ser para una correcta inserción en la sociedad en que se desarrolla.
La economía juega un papel primordial en el desarrollo de una educación de calidad y esta última, a su vez, sienta las bases de un buen desarrollo económico. Su relación es recíproca y un ciclo en cuanto a inversión, coste y beneficio. Aunque las consideraciones generales sobre la economía y la educación se centran en una falta de relación entre ambas por su naturaleza, varios autores, entre ellos como Adam Smith, David Ricardo, Robert Malthus, John Stuart Mills y Alfred Marshall; entienden la educación como un motor de poder para mejorar el provenir, garantizar la estabilidad y el progreso y la sostenibilidad en el tiempo y por ende un buen desarrollo económico.
En conclusión, la economía y la educación son dos caras de la misma moneda. Invertir en educación no es solo un gasto social, sino una inversión estratégica para el desarrollo de cualquier nación. Al fortalecer el capital humano, promovemos el crecimiento económico, la innovación y el bienestar social. Es hora de reconocer la educación como el motor que impulsa el progreso y de destinar los recursos necesarios para garantizar que todos tengan acceso a una educación de calidad.
Autor: Jhendri Encarnación De los Santos
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