El viceprimer ministro chino Xuexiang Ding pronuncia un discurso durante la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP29, en Bakú, Azerbaiyán, el 12 de noviembre de 2024. REUTERS - Maxim Shemetov
DIARIO EL MATERO, El acuerdo alcanzado en las conversaciones de la ONU sobre el clima celebradas en Azerbaiyán aumenta el dinero que los emisores históricos ricos aportarán para ayudar a las naciones más pobres en su transición hacia energías más limpias y a adaptarse al calentamiento global.
Estos son los principales puntos del acuerdo alcanzado en la COP29 de Bakú:
300.000 millones de dólares anuales
En virtud de un marco establecido por la ONU en 1992, 23 países desarrollados y la Unión Europea, históricamente responsables de la mayor parte de las emisiones que calientan el planeta, están obligados a contribuir a la financiación de la lucha contra el cambio climático.
El acuerdo de Bakú eleva la cantidad de dinero que los países desarrollados deben aportar hasta al menos 300.000 millones de dólares anuales para 2035.
La cifra es superior a los 100.000 millones de dólares que exige actualmente un acuerdo vigente hasta el año que viene.
Pero está muy por debajo de los 500.000 millones de dólares que algunos países en desarrollo habían exigido en las tensas negociaciones de Bakú.
A su vez, el pacto establece que el dinero procederá directamente de una “amplia variedad de fuentes”, incluidos los presupuestos gubernamentales, las inversiones del sector privado y otras fuentes de financiación.
También cita “fuentes alternativas”, una referencia a los posibles impuestos mundiales que se están debatiendo sobre las industrias aeronáutica y marítima, y las grandes fortunas.
La esperanza es que el dinero de los países desarrollados ayude a impulsar la inversión privada para alcanzar el ambicioso objetivo, incluido en el acuerdo, de aportar al menos 1,3 billones de dólares al año en la próxima década.
Esa es la cantidad que los expertos encargados por las Naciones Unidas dijeron que se necesitaba para 2035.
“Con estos fondos y esta estructura, estamos seguros de que alcanzaremos el objetivo de los 1,3 billones”, declaró el Comisario Europeo de Cambio Climático, Wopke Hoekstra, a los delegados de la COP29.
El papel de China
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) habían presionado para ampliar la base de donantes e incluir a países que siguen figurando en la lista de países en desarrollo pero que ahora se han enriquecido, como China y Arabia Saudí.
Pero Beijing, la segunda economía mundial y el principal emisor de gases de efecto invernadero, se ha negado rotundamente a cambiar su estatus, al tiempo que ha recordado que ya proporciona ayuda bilateral.
El viceprimer ministro chino Xuexiang Ding pronuncia un discurso durante la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP29, en Bakú, Azerbaiyán, el 12 de noviembre de 2024. REUTERS - Maxim Shemetov
El acuerdo establece que los países desarrollados “tomarán la iniciativa” en la aportación de los 300.000 millones de dólares, lo que implica que otros podrían sumarse.
El texto “anima” a los países en desarrollo a “hacer contribuciones” que seguirían siendo “voluntarias”.
Hubo una novedad: la financiación climática que países en desarrollo como China aporten a través de bancos multilaterales de desarrollo contará para el objetivo de 300.000 millones de dólares.
Una pantalla muestra al Comisario de Acción por el Clima de la UE, Wopke Hoekstra, mientras habla durante una sesión plenaria de clausura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP29, en Bakú, Azerbaiyán, el 24 de noviembre de 2024. REUTERS - Maxim Shemetov
“También es una cuestión de justicia y de importancia para nosotros que todos los que tengan capacidad para hacerlo contribuyan”, dijo Hoekstra.
Agregó también que es bueno que “dada la magnitud del problema, que ampliemos la base de contribuyentes de forma voluntaria”.
Reparto del dinero
Las negociaciones también fueron escenario de desacuerdos dentro del mundo en desarrollo.
El bloque de los Países Menos Adelantados (PMA) había pedido recibir 220.000 millones de dólares al año, mientras que la Alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS) quería 39.000 millones, peticiones a las que se opusieron otras naciones en desarrollo.
Estas cifras no aparecen en el acuerdo final. En su lugar, se pide triplicar otros fondos públicos que reciben para 2030.
Se espera que la próxima COP, que se celebrará en Brasil en 2025, emita un informe sobre cómo impulsar la financiación climática para estos países.
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